Recuerdo, todavía en la Universidad, frío día de invierno, clase abarrotada, trescientas personas en silencio y aquellas palabras del profesor que todavía resuenan en mi mente: ¿alguien quiere exponer su trabajo de forma oral al resto de la clase?.
Recomiendo a todos aquellos cuyas dudas consumen su tiempo, cuyos miedos apagan sus luces o cuya vergüenza les hace bajar la mirada e impedir que su cabeza se mantenga alta, que obliguen a su mano en
una situación similar, al objeto de que se esfuerce por tocar el cielo, tal y como me pasó aquel día. En ese momento lo desconocía, pero el movimiento de mi brazo fue el primer paso profesional de mi carrera.

El futuro prometedor de cualquiera en el sector privado pasa por ahí, por perder todos los temores.
Rafael Guijarro Samper
No sólo recomiendo hacerse notar cuando el cuerpo te pide lo contrario, si no que, sería interesante, si la actividad lo requiere (ahora me dirijo a aquel empresario que desee tenerlo en cuenta) que toda persona trabajadora, sea del puesto que fuere, pasara unos días o unos meses por el departamento comercial de la empresa donde se tiene que desarrollar.
No sería necesario evaluarla con severidad en esta primera toma de contacto, aunque sí con curiosidad por saber si es capaz de romper el hielo de las visitas a puerta fría, ya que, si lo consigue, el futuro no tendrá límites. Porque, salvo algunas excepciones, el comercial tiene o adquiere ese desparpajo que las empresas buscan en casi todos los trabajadores y puestos. Ese descaro para lanzarse, arriesgar, ignorar el miedo, «pedir la pelota» cómo se diría en los deportes colectivos de balón.
Quien supera el muro de la entrevista a puerta fría, guarda en su mochila, de por vida, un poso de valentía que va a sacar en los momentos más sensibles o difíciles.
No hay categoría más individualista, pero a la vez, por sus características, con más talento para el trabajo en grupo. Porque lo que se impone en la actualidad es el trabajo en equipo, el afrontar proyectos desafiantes para el conjunto y el buscar talentos que lideren la personalidad del mismo.
Trabajo en equipo: las características claves
Para trabajar en equipo las personas deben reunir, entre otras, las siguientes características:
- ATREVIMIENTO Y CORAJE. Tanto los individuos que van a formar parte de los equipos, como los que los van a liderar (estos últimos con más razón y todos sin excepciones), deben contar con el atrevimiento y el coraje suficiente a fin de alcanzar los objetivos. ¿Qué empresa gusta de personas apocopadas y sin arrojo para sus equipos?, ciertamente, ninguna.
- CONFIANZA. El trabajo en equipo se basa en la confianza, donde todos los integrantes deben conocerse. Sin ese impulso valiente por saber del otro, por ser extrovertido y abrirse a los demás sería imposible.
- ESCUCHA ACTIVA. Si hay que trazar objetivos comunes y cada miembro debe conocer su papel en el equipo, aspecto necesario para cumplir la misión, necesitamos personas de escucha activa, y no hay trabajadores que manejen mejor esta herramienta que los que alguna vez han ejercido de comerciales de la marca.
- ORGULLO DE PERTENENCIA. Las personas del equipo deben sentirse importantes y expresarlo sin tapujos. Igualmente se debe abrir un canal vivo de comunicación con ellas, sin complejos, para que éstas puedan llegar a manifestar – ¡estoy orgullos@ de pertenecer a este grupo! – o para que puedan, si procede, escuchar – ¡no nos equivocábamos contigo!.
- COMPROMISO Y EMPATÍA. Poco a poco vamos a conseguir personas comprometidas, que expresan su opinión con asertividad, con mentalidad abierta, gente que entienda cuales son las emociones que transporta el compañero, cómo son esos sentimientos, el saber interpretarlos y gestionarlos. Se trata de recurrir al desparpajo y al atrevimiento para dirigirse a su igual en el grupo y empujar al equipo. Aunque esta labor pertenezca más al líder, nadie en el grupo está exento de aportar su impronta que permita avivar el espíritu grupal.
- FEEDBACK. El trabajo en equipo debe contar con una retroalimentación respecto de sus esfuerzos y logros. Escuchar siempre silencio al otro lado tiende a dinamitar la motivación del colectivo. La lucha contra la mente y el cuerpo que acometí en una fría mañana de invierno, derrotando a los miedos que me atenazaban, recibió con el paso del tiempo el «feedback» que merecía. Trabajar en equipo, ofrecerse antes de ser requerido, ayudar al avance del colectivo, marca la carrera profesional de cualquiera. Y todo puede comenzar a partir de que la vergüenza te abandone con un simple movimiento de brazo.
Técnico de RRHH. Colaborador de JMG Consultores
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