Quisiera saber cuántas veces os habéis encontrado en vuestro puesto de trabajo terminando por preguntaros que para qué demonios nos fijamos en “ese” detalle, si es irrelevante para el proyecto y existen otras muchas cosas más importantes y urgentes. Probablemente lo hayáis hecho en más de una ocasión.

Aquí no vengo a contaros que “los detalles son los que marcan la diferencia”, porque quizá y solo quizá, sea así. Aquí, lo que vengo a contaros es que posiblemente nos estemos encontrando ante una persona que por mucho que quiera ayudarte y evitar que cometas errores, el mayor error lo está cometiendo él con su falta de perspectiva y visión estratégica.
Cómo detectar un micromanager
A lo mejor en alguna ocasión ha llegado a vuestros oídos el lamento de algún compañero de trabajo o de departamento, o simplemente un amigo, sobre que su jefe nunca está satisfecho con su trabajo, siempre les corrige detalles insignificantes, o que “cada dos por tres” tiene que dar reporte del estado del proceso en el que se encuentra. O incluso te está pudiendo pasar a ti, pero aún no te has dado cuenta de que esa cantidad de intercambios de mails, que tú crees que has escribir para que tu superior no piense que no estás trabajando, es tal vez excesivamente controladora.
Si alguno de estos ejemplos o sus derivados te está sucediendo, déjame decirte que seguramente estás ante un micromanager.
Partiendo de la base de que en ningún momento se está negando la necesidad de supervisión (que no de control), lo que este comportamiento suscita es un retraso en la productividad del trabajador. ¿Qué fundamento existe en el querer controlar a un trabajador que sabes que siempre cumple con su trabajo, lleva sus tareas a la orden del día y ejecuta los objetivos que tú mismo le has estipulado? La respuesta es ninguno.
Cómo trabajar con un micromanager
Pese a todo esto, desafortunadamente uno no puede cambiar el comportamiento ni la forma de ser de otras personas, pero sí el de uno mismo. Es por ello que ante el caso de trabajar con micromanagers, debemos de saber adaptarnos a sus necesidades o exigencias, sin que nos cueste la salud.
- Primeramente, si sabemos que siempre nos pide reportes o informes de carácter detallado, estipúlale de manera escrita (con el objetivo de poder apoyarnos en ello en caso de necesidad) cómo te vas a organizar y anticípate a las posibles tareas que te pueda requerir. De esta forma lograrás hacerle entender que estas desempeñando tu trabajo y además lo podrás realizar sin la correspondiente presión añadida. ¡Trata de ser lo más proactivo posible!
- En la misma línea podemos citar la comunicación. En muchas ocasiones es difícil hablar con nuestros responsables ya que tendemos a verles como figuras superiores. Pero nada más lejos de la realidad. Son seres humanos al igual que el resto. Por lo que, trata de conversar con ellos y explicarles los inconvenientes que te produce este (su) modelo de gestión de personas. Ningún responsable deseará que la productividad de su equipo disminuya, y menos aún un micromanager. Incluso puedes proponerle la opción de realizar tareas sin su supervisión para que pueda ver que tu desempeño es óptima. Una vez finalizadas las tareas, darle la opción de revisar todo el proceso y preguntarte sus inquietudes y los motivos por los cuales te han llevado a desempeñar el trabajo de una forma alternativa a la que él siempre estipula.
Conclusión
En definitiva, todo se resume a la premisa de tratar de eliminar y evitar las situaciones que inciten a la microgestión ya que las consecuencias psicológicas que acarrean para un empleado bajo este paraguas, pueden ser desafortunadas no solo para este, sino para la propia empresa. Ante estas situaciones, ve comprensivamente un paso por delante.
Consultora de RRHH y formadora.
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