Nos encontramos ante un tejido empresarial dominado por la pequeña y mediana empresa de componente familiar. La mayoría de las empresas son comerciales, cuentan con grandes emprendedores, luchadores, pero adolecen de modelo de gestión profesional.

Ponemos en marcha un modelo de gestión profesional en las compañías con la finalidad de estructurarlas para consolidarlas y permitir un crecimiento sólido. De lo contrario, sufrirán el proceso irreversible de venta o cierre. Sólo una de cada cuatro empresas familiares llega a segunda generación. Una compañía que se estructura y gestiona de manera profesional tiene mayor consistencia y recorrido.

Organizamos todo el funcionamiento, desde la elaboración de presupuestos, el establecimiento de una dirección por objetivos-valores, la definición y delimitación de las responsabilidades y tareas, el establecimiento de órganos de gobierno ejecutivos para gestionar el día a día, hasta la elaboración del Protocolo de Familia para contribuir a la continuidad. Una empresa familiar con protocolo familiar no asegura su continuidad, pero sin protocolo, es prácticamente imposible que consiga su continuidad, aunque tenga modelo de negocio.

La experiencia nos demuestra que las empresas que acometen los procesos detallados, mejoran sensiblemente su cuenta de resultados y el clima de cliente interno, que es el que asegura el posterior clima de cliente externo que tanto se busca. No es más que funcionar con criterios profesionales que redundan en beneficio de compañías y colaboradores.